I No Longer Hear The Music
6:18 PMAnd alarm bells ring
When you say your heart still sings
When you're with me
Oh darling, please forgive me
But I no longer hear the music
“Tuve un sueño extraño. Soñé que todos ustedes se quedaban sin novias. Eduardo, Luis, tú”, me dijo algo más o menos parecido un amigo que predice, involuntariamente, la vida de la gente en sus poemas.
And all the memories of the pubs
And the clubs and the drugs and the tubs
We shared together
Will stay with me forever
Para siempre no existe. Todos los parasiempre son meras ilusiones. Toda música se acaba y todas la luces terminan por extinguirse. Nietzche decía que había que aceptar la muerte y saber morir a tiempo; creo que esta vez he seguido bien su consejo.
But all the highs and the lows
And the to's and the fro's
They left me dizzy
Oh! darling, please forgive me
But I no longer hear the music
Sin melodramas, ni peleas; sólo con la certeza de que algo se extinguió. Así, como una muerte reconfortante en una tarde soleada luego de una larga vida.
And all the memories of the fights and nights
And the blue lights and all the kites
We flew togetherI thought they'd fly forever
But all the highs and the lows
And the to's and the fro's
They left me dizzy
Oh won't you please forgive me
El sueño de mi amigo resultó tan real como sus poemas.
Epifanía del odio
7:49 PM“En efecto, el odio es un licor precioso, un veneno más caro que el de los Borgia, ¡pues está hecho con nuestra sangre, nuestra salud, nuestro sueño y los dos tercios de nuestro amor! ¡Hay que ser avaro con él!”
Charles Baudelaire - Consejo a los jóvenes literatos
(traducido por Juan José Utrilla)

Nunca tuve mucho ánimo de odio, aunque me he sabido inspirador de sus brebajes. Una vez, durante el primer año en la universidad — si no es que fue el primer mes — escuché a un incauto decir, palabras más palabras menos, “E. me cae mal porque es como yo, y creo que soy muy insoportable”. La parte divertida llegó cuando saludé al tipo y vi su cara de que-pendejo-ya-la-cagué al darse cuenta que había escuchado todo lo que decía. Días después me encontré casualmente en la misma plática que el personaje en cuestión, quien con verborrea hacía gala de su perfeccionismo. Relataba que sus padres lo habían hecho así. Siempre tuvo promedio de diez y estaba en el cuadro de honoñoñor; la única vez que sacó un nueve en la primaria lo castigaron todo el verano por estar en segundo lugar y no en primero. El tipo terminó odiando al primer lugar del absurdo cuadro de calificaciones.
Al escucharlo tuve una epifanía. También he sido un ñoño, o al menos lo fui hasta los 13 años. Siempre tuve diploma de primer lugar, excepto una vez. También quise odiar al primer lugar de mi grupo, pero en cuanto mi mamá notó mi ira infantil me hizo ver lo ridículo de mi actitud. Las calificaciones eran lo de menos. Sí había sido mejor que casi todo el grupo, pero eso no era algo realmente importante. Dijo que no tenía que competir sino conmigo mismo, si tenía diez la próxima vez tendría que intentar lograr lo mismo, si tuviera ocho debería intentar mejorarlo. Ver que hacen los demás sólo es una distracción. Estuve castigado una semana, no por tener un nueve sino por malgastar mi atención en un berrinche estúpido. “Algún día me lo vas a…” la voz maternal entonaba seria el cliché que se cumplió providencialmente unos doce años después mientras me alejaba de aquella conversación, ya entonces insulsa, encendiendo un cigarro.
Tengo cierto divertimiento sarcástico al contemplar la competitividad hostil; como todo humano tiendo a disfrutar, desde la distancia, ciertos espectáculos crueles. Los esfuerzos y logros del talento ajeno merecen mi atención cuando los encuentro genuinamente interesantes. Sería ridículo imaginar que alguien más tome la misma actitud con respecto a mi trabajo, sin embargo encuentro casi siempre, incluso en las críticas corrosivas — gratuitas en ocasiones—, la apreciable atención de un lector a quien he causado un efecto. Reconozco que aún necesito mejorar, tal vez algún día logre causar infartos, sería mejor curar la ceguera pero la de quienes pueden leer es provocada por sus — casi siempre incurables — prejuicios.
Britpop Flashbax: Be Here Now Revisited
4:14 AMLo cierto es que se trata del peor disco de Oasis, mas paradójicamente tiene dos de sus mejores canciones. Marcó el tope en la carrera de los Gallagher y la gira fue la primera en que vinieron a Latinoamérica. Los siguientes discos de Oasis tuvieron un sonido maduro, alejado de la sobreproducción de este, pero jamás han vuelto a ser como en los dos primeros. En el soundtrack de mi vida para el último año de la secundaria y el primero de la prepa pondría canciones de este disco.
Luego de algunos años le agarré la onda a Blur, pero me gustaron más Pulp y los Manics luego de un paso obligado por The Stone Roses, The Charlatans, The Happy Mondays, Suede, etc. Cuando descubrí a The Smiths — como tres años después — todo pareció caer en su justo lugar y la imagen estaba completa. A diez años de distancia sólo espero que The Arctic Monkeys sobrevivan al tercer disco como Oasis no lo hizo, entonces trataremos de saber si el britpop aún existe o fue un chiste que Tony Blair le contaba a los rockeros britanicos cuando eran tan inocentes como para aceptar sus invitaciones a cenas de gala en la residencia oficial del premiere.