Soneto XXIX
3:32 AM

Facsimile from the 1609 Quarto
Sin la gracia de la Fortuna y las miradas humanas,
solitario lamento a lágrimas mi destierro
y con llantos inútiles aflijo al sordo cielo;
al mirar el rostro propio maldigo mi destino
y deseo ser otro, más opulento de esperanzas,
y verme como aquel, aquel de amigos agraciado;
por desear el talento del otro y el influjo de aquel,
al más disfrutar me siento aún menos satisfecho;
cuando por este cavilar casi me desprecio,
en ti por suerte pienso, y mi melancolía
como la calandria del suelo en sombras se levanta
con la aurora y canta himnos a puertas del cielo;
....:::::::::.el recuerdo de tu dulce amor trae tales tesoros
....:::::::::.que despreciaría cambiar mi destierro por tronos.
Aubade
1:56 PM
But cruel day, so welawey the stounde!
Gan for to aproche, as they by signes knewe,
For whiche hem thoughte felen dethes wounde;
So wo was hem, that changen gan hir hewe
And day they goonnen to dispyse al newe,
Calling it traytour, envyous, and worse,
And bitterly the dayes light they curse
Geoffrey Chaucer
The night has been long, and its wide darkness dies on the horizon where morning light sprouts out of a growing spark. The world seems to pause in a standstill, silently crossing the frontier of a new date of hopelessness to be revealed.
In ephemeral screens and airwaves I scroll scattered notes about this threshold hour that writes your name. This is the aubade hour, of unwanted farewell until the time turns compassionate again. Daily toil may be cruel and deceivingly long and nightly rest surely short, but they shall certainly have the soft touch of brief words.
The only fair hour has your name and the sun rising over your sky-tainting blush. This is the hour when arms held gently the bodies that made them one to each other a warm looking glass, and talk endlessly, one to each other a beautiful mind, with voices so unique to build a bridge of echoing feedback across their silence.
In your unkind absence the words flow through this bridge, until a tiresome numbness freezes the mind and words can only paint the same landscapes in song, dwell in them for a while, while they wait for a propitious day. In the mean-time we might try to keep the day-cursing frowns out of our faithful faces, and in cold morning-dew we may wash the bitterness of our minds away.
Canciones viejas, canciones nuevas
4:59 AMAlgunas vuelven,
igual que un viejo amigo
al que no has visto en años.
Te recuerdan
lo inocente que eras,
la facilidad
con que te impresionabas
y los rostros
que jamás veras,
de nuevo,
las escuchas
y descubres que no entendías
porqué advertían que el corazón
es un hogar pequeño
al que le caben pocos
y no puedes invitar a todos,
su llave te la encuentras tirada
y nunca sabes qué habrá tras la puerta.
Otras las encuentras a diario,
pero nunca prestas atención a sus palabras
hasta que te acompañan
en la hora de las coincidencias
y se vuelven tus amigas,
invisibles hasta que las necesitas
una noche, cuando en segundos
vislumbras el sentido de su letra
mientras el sonido
se desvanece en un abrazo
que te regala más canciones,
que al pasar el tiempo preguntan:
"¿Te acuerdas?,
¿Te acuerdas,
de la noche
en que nos conocimos?",
y te prometen cruzar
abismos azules de noche
para repetir el abrazo.
Es curioso,
mientras intentas olvidar
el fade out que espera
tras el último coro
o el último solo,
poco a poco
tus oídos se desgastan
y las canciones nuevas
envejecen de camino al silencio.
Lo inminente y lo inesperado
5:53 AMLo inminente y lo inesperado como el par de hilos que tejen la vida y no como los dos lados de su soundtrack en vinyl; en eso, y no en las alarmas sanitarias e histerias colectivas, he preferido pensar estos días.
La inminencia me provoca un duelo de ideas; no sé si por mi peculiar carácter o tan sólo por condición humana pero siempre es así cuando lo inminente es el fin de un plazo. Por momentos me aterra la idea de tomar nuevas responsabilidades, por otros es aún mayor el temor al estancamiento. En lugar de resolverse a favor de alguna ansiedad, el duelo terminó por disolverse, y es en gran medida por influjo de lo inesperado.
En los últimos meses lo inesperado se ha vuelto un visitante escandaloso, sus vistas furtivas vienen cargadas de sorpresas que mutan en anécdotas crudas e indelebles, pero también se ha acercado a mí de forma gradual, trayendo a mí la voz que descifra los enigmas de mis esfinges, las manos que escriben en la lengua privada de mis sombras pero con trazos más afables, y la mirada de espejo mágico que me sigue con la simetría de danzas telepáticas en sincronía. Así, lo inesperado sumó de pronto nuevas razones para dejar de temer a la inminencia.
Nos inventamos plazos inminentes para evitar pasarnos toda la vida pensando en la inesperada e ineludible inminencia del final. No en vano usamos los plazos inminentes para medir nuestra edad, la incertidumbre que llena el vacío entre el cumplimiento de un plazo y la adaptación a la espera del siguiente invariablemente nos hace crecer.
Con este semestre acabaran mis clases en la universidad, pronto habré de trabajar mientras redacto la tesis para la cual llevo dos años investigando y cubro los pendientes necesarios para titularme. Cuando regresé a hacer un posgrado, en cualquier circunstancia, lo consideraré un empleo temporal de 2 o 3 años. Por primera vez le encuentro orden a mi vida, y al pasar los días el caos se colapsa en simetría.
***