le passé est un animal grotesque
Vida y opiniones de Eliud C. Delgado, Volumen II: diciembre, 2006 a junio, 2009

Apuntes multilingües y narraciones librescas de días volátiles,
cuyo soundtrack incluye un playlist para la certeza viajes con destino incierto

O Rare Ben Jonson

9:46 AM

He disfrutado mucho leer Jonson, a pesar de que fue una obligación. Por eso creo que esta nota debe preceder este post que parece algo agresivo. Antes de leer a Jonson no había notado lo contradictorio que es leer una obra de teatro y tratarla como si fuera sólo el texto (aunque en las clases siempre te digan que uno tienen que tomar en cuenta que era una representación sujeta a un espacio bien definido) y no un complejo acto performativo. Creo que Jonson es uno de los grandes culpables de que, al menos en inglés, se le de un lugar preferencial al texto en el teatro en detrimento del performance, que es donde realmente radica el espíritu del teatro. Creo que la literatura ha maltratado mucho al teatro, de ahí mis desavenencias con Jonson: el personaje de las historias literarias, dictador del canon literario inglés. Sobre la persona, de la que apenas quedan huesos, no tengo nada que decir porque sería absurdo pelear con alguien que murió hace más de trescientos años.



Últimamente me he sentido vigorosamente agobiado. El teatro isabelino, Artaud y Derrida, pero sobre todo una repugnancia enfermiza por Ben Jonson, se han estado mezclando en mi mente de manera insospechada. No escribiré un largo post explicando porqué; sólo puedo decir que nunca antes había sentido un placer intelectual equiparable al físico.

Durante casi un año sentí la mente entumecida. Era necesario un shock para salir de ese estado. Me encontré, metafóricamente, con una muralla que parecía detener todas mis intenciones de avance. Trate de rodearla, derribarla, ignorarla; todos parecían esfuerzos inútiles. Entonces intenté lo que parecía imposible y al mismo tiempo más lógico: escalarla. No, no es una tarea titánica. Toda lo que por su magnitud parece titánico deja de serlo cuando se enfrenta.

A pesar de que me siento bien por regresar a sus goznes el cauce de mi escritura (ja), eso no cambia muchas cosas. Me gusta caminar por la calle y pensar que ir a la universidad para estudiar letras es una falacia. Escribir es un oficio tan pueril como el del artesano. Mientras veo a un ingeniero hablar con los albañiles me identifico con lo que hacen mientras se edifica un poema en mi mente. Pocos notarán el esfuerzo de los albañiles y el diseño de los ingenieros, pero todos usaran el puente. De la misma manera, tal vez muy pocos lean alguno de mis poemas (y mucho menos mis ensayos) pero, igual que el puente y los albañiles, son parte de una realidad (por negarla o resignarse a ella) que a veces parece monstruosa y otras veces fascinante. Estudiar literatura en la universidad es sólo engañar a la sociedad para intentar dedicarse libremente a un oficio que se considera malefico por estar fundado en la mentira.

Sólo puedo agradecer a Ben Jonson, quien odiaba a los albañiles y sentía veguenza de haberse alimentado gracias a tan venerable oficio, por dejar tanta antipatía expuesta en su escritura. De no ser por él y la repulsión que me causa su literatura no hubiera descubierto la manera de convertir, como los budistas, una emoción negativa en regocijo edificante. Qué lástima que Jonson no continúo con el oficio de su padrastro, pues la poetica de los maistros (que las chicas conocen bien) está a la altura que realmente corresponde al "hijo del intelecto".
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On The Top Of My Playlist

2:05 PM
El primer y el tercer lugar de esta semana en mi iPod, desde Coachella: The Arctic Monkeys.







Por cierto, ya está en proceso el poema de "Fluorescent Adolescent", un poco en la misma lìnea de otro poema que tiene como pretexto una canción de Suede.
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Notas sobre el silencio

12:42 AM

Dicen que se trata del mejor antídoto contra la verborrea. Lo cierto es que es indispensable para la reflexión. Escribir es imposible sin reflexionar. Puede sonar a una obviedad, pero todo aquél que aspirando a escribir logra hacerlo sabe de la imposibilidad de tratar sobre algo que resulta desconocido al autor. Igualmente imposible es tratar de expresar algo que se conoce pero no se ha entendido por completo. Entonces se vuelve importante el silencio.

Mi silencio

No voy a recordar todos los nexos entre el silencio y la ascesis, pues mi vida, pese a estar lejos de la perversión, dista mucho de ser un ejemplo de sobriedad. En algún momento pensé que escribir con ciertos fines que prefiero olvidar me ayudaría a escribir literatura. Tiempo después comprobé que aquél modo de escritura (y el ritmo de vida que implicaba) en realidad me alejaban de la literatura.

No me importa que a García Márquez le sirviera escribir así, para mí esa forma de escritura es nociva. Tal vez en algún otro contexto hubiera sacado provecho de ello, pero en el México convulso del 2006 que se negaba a aceptar su polarizada realidad mientras con todo lujo de artimañas era disputado como botín político por dos bandos que resultan igualmente repuganantes en sus excesos contrapuestos, aquello era cosa de locos.

Nihilismo social

A un año de distancia la situación nacional no ha cambiado mucho, pero el 2006 fue un año difícil de digerir (especialmente para mí así fue) y al que le faltan otros tantos para ser entendido en algunos de sus acontecimientos, en especifico los que tienen que ver con machetes, cuerpos policíacos, vejaciones, manipulación popular, elecciones, medios de comunicación y asesinatos; todo aquello se entrevera en una madeja que de tantos hilos parece una bola de nieve... y aún está por verse la avalancha que podría provocar.

Tener conciencia de los asuntos del país y como afectan al ciudadano común —algo que hasta antes del año pasado me parecía importante pero no del todo necesario— me empujó al nihilismo social: el hombre es corruptible, no importa cuan buenas sean las intenciones de los políticos y los lideres sociales, todos se corrompen y sienten ambición por el poder en algún momento; así de oscura puede ser la naturaleza humana si se le da oportunidad. Llegar a esa conclusión (y otras derivadas) fue como desenterrar un tesoro, abrir el cofre de oro y darse cuenta de que en realidad aquello que se abrió era algo peor que la caja de Pandora.

De la decepción a la escritura

Mis conclusiones podrían no ser ciertas para todo mundo, en todo caso no hay necesidad de que las sean, pero ahora no puedo ver el mundo desde otros ojos pues incluso el optimismo de las emociones más pueriles ahora pasa por ese filtro de desencanto en mi mente. Para colmo de ironías en mi clase de literatura Isabelina me encuentro con el concepto de perfectibilidad humana mientras experimentaba las pruebas de su frustración; si es que dios existe le encantan las sátiras. Sentirse así amerita silencio.

Silencio, porque entonces es necesario replantear no sólo cómo se escribe, sino cómo se vive. Tras meses de silencio me queda claro que no soporto el éxito a costa de una desgracia ajena, mucho menos si implica la muerte de alguien. Tras replantear la vida es posible reconfigurar la forma de en que se concibe el arte y volver a encontrar razones para escribir.

Declaración de estética personal

Cuando comencé a sentir esto quería usar la literatura para jugar al superhéroe, ahora creo que el arte, sin dejar de estar comprometido consigo mismo, debe reflejar la naturaleza humana en su dualidad perfectible y corruptible. En esa tarea resulta obtuso intentar incrustar una intención moralista o didáctica al arte: el hombre malo nunca lo es completamente, o vista de otra manera, la maldad humana siempre puede ser peor. Al igual que es humanamente imposible alcanzar la perfección lo es alcanzar un grado de degeneración total. El arte refleja la dualidad de la condición humana por sí mismo y no es necesario que el artista la haga más evidente. La habilidad artística no radica en evidenciarlo mas que en comprenderlo y plasmarlo en una forma que sea convencionalmente considerada estética.

Las fábulas no son Arte

Entonces las fábulas, al tener un fin moral y didáctico, caerían no en la categoría de Arte sino en la de Expresiones de Difusión, que utilizan formas propias del arte con la finalidad de afirmar una idea en un público determinado. La transmisión y entendimiento de ésa idea es una prioritaria al hecho estético, donde se refleja inevitablemente la naturaleza humana. Al supeditar la importancia del hecho estético a la transmisión de una idea (o ideología) se deforma la imagen nítida de la condición humana que se habría logrado de mantener el compromiso estético. En el caso de la llamada “literatura comprometida” es necesario analizar si el contenido social o político en ella es fruto de una voluntad por recrear artísticamente un contexto determinado y así reflejar la naturaleza humana, caso en el que aún se consideraría arte, o si por el contrario el texto deja de ser artístico por distorsionar la naturaleza humana con fines ideológicos.

Entre Guernica y un pastorcillo mentiroso

Este criterio sería extensivo para otras formas de arte. Por ejemplo, el Guernica de Picasso es arte por que refleja la naturaleza dual del ser humano en la dicotomía del pueblo bombardeado y los bombarderos, sujetando la expresión del bombardeo a una técnica que es considerada estética por convención social sin la cual no sería posible expresar el acontecimiento citado. Se podría objetar que el pintor declaró alguna vez que la pintura no era para decorar paredes sino un instrumento de ofensa y defensa contra el enemigo. Sin embargo incluso esa declaración, al no especificar quien era el enemigo, mantiene la fidelidad de la obra al retrato de la naturaleza humana que en su dualidad es capaz de atentar contra su propia especie sistemáticamente. El retrato fiel de la dualidad humana hace que el cuadro sea aplicable no sólo al bombardeo de la ciudad española en 1937, sino que posiciona a Guernica en una relación metonímica con todas las ciudades devastadas injustamente por la guerra. En contraparte la fábula de “Pedro y el lobo” no es arte, a pesar de que su forma narrativa es considerada artística y de reflejar las tendencias humanas hacia la mentira y la incredulidad, exagera (es decir distorsiona) éstas para convencer a los niños (el público al que va dirigido) de que es moralmente inaceptable decir mentiras. Las Expresiones de Difusión no sólo incluyen a las fábulas y ciertos textos que pretenden ser literarios, sino también a la publicidad, los discursos políticos, los sermones religiosos, etc.

Epílogo

Tanto las Expresiones de Difusión como el Arte son necesarios para que funcione una sociedad... pero eso ya es otro tema y este post ya es muy cansado. Para escribir es necesario conocer algo. Para conocer algo, es decir, tener un tema es necesario vivir. Viendo como llueve desde una ventana mientras uno espera que le den dinero por no hacer nada no se va a encontrar ningún tema, es necesario tratar de valerse por si mismo y no depender de los demás. Salir a la lluvia, saber que se siente mojarse y secarse al sol. Pero con la experiencia no es suficiente. Para recrearla de manera artística hay que reflexionar sobre la forma en que se expresará; entonces es necesaria la reflexión, es necesario guardar silencio.

***

Para escuchar: 4'33"— John Cage

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Eliud C. Delgado: poeta, traductor & flâneur/lector de comics y melómano indie/medio geek/cultivador de las intertextualidades dispares//Regala PDFs// Antologado en Paraíso en llamas (Literal, 2008) y Perduración de la palabra (Facultad de Filosofía y Letras UNAM, 2008)

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